Silvia Torres Carbonel

La raíz de la RSE: emprender es crear valor a través de la empresa



El 26 de Marzo, MOVERSE realizó la Apertura de la 2da Edición de su Materia de Responsabilidad Social Empresaria (RSE) en la Facultad Libre de Rosario, con disertaciones de la Prof. Silvia Torres Carbonell (Endeavor, IAE) y Federico Seineldin, CEO de Openware y presidente de MOVERSE.

Silvia Torres Carbonel es Directora Ejecutiva de Endeavor Argentina y Directora del Centro de Entrepreneurship del IAE (Universidad Austral), la escuela de negocios más importante del país.

Endeavor es una organización internacional que fomenta la actividad emprendedora en países emergentes.


Se trata de una actividad de vital importancia para el desarrollo de un país ya que genera crecimiento y prosperidad. El espíritu emprendedor es tanto el origen de la empresa como el de la responsabilidad social.


“Emprender es crear valor”, afirma Silvia Torres Carbonel y explica: “Hay que redescubrir lo que implica generar valor a través de la empresa porque allí está la raíz de lo que es responsabilidad social. La RSE no es algo ajeno a la empresa sino que está íntimamente relacionado con su origen y naturaleza.”


Ser emprendedor


“Emprender es una actitud de vida, no es tema de personalidad, no es una ciencia, no es un arte, es una actitud y un comportamiento que puede modificarse mediante la educación. El emprendedor ve al cambio como algo normal y siente que su mayor tarea es hacer las cosas en forma diferente, mejor. Es perseverante, determinado, tiene visión, compromiso, iniciativa, autoexigencia y pasión.


Generalmente sus fracasos son más frecuentes que sus éxitos. Los fracasos son para el emprendedor: “lugares de descanso” desde donde “percibir” nuevas oportunidades. Puede fracasar la empresa pero nunca el emprendedor.


"Emprender, en su sentido más amplio, es tener un objetivo, tener un sueño, mirar algo que hoy no existe y poner los recursos para que eso exista,” postula Silvia Carbonell. “Emprendedor es aquel que busca todas las oportunidades por más que no tenga todos los recursos y asume los riesgo. Por eso nuestro país está hecho gracias a esa vocación emprendedora de los inmigrantes”.


Según la directora de Endeavor, los emprendedores tienen que tener 3 requisitos básicos: capacidad de percibir oportunidades o necesidades, competencias –habilidades y conocimientos– para definir un conjunto de acciones y, por último, motivación para llevarlas adelante.


Tiene una actitud proactiva frente a la realidad y la incertidumbre, vocación hacia la ejecución de las soluciones y, simultáneamente, capacidad para generar confianza en los agentes que disponen de los recursos necesarios para el emprendimiento.


Las posibilidades de obtener financiamiento son un punto clave para alcanzar el éxito, pero también debe existir un contexto propicio para el desarrollo de emprendimientos, con políticas de gobierno efectivas, educación y capacitación y acceso a las nuevas tecnologías.


Otro elemento crucial del contexto son las normas sociales y culturales. “Hay lugares en el mundo donde ser emprendedor es lo más reconocido como valor” –afirma Silvia y continúa: “El emprendedor exitoso es reconocido como un modelo social a imitar. Es alguien que a demás de ejercer correctamente su función de empresario también devuelve a la sociedad parte de lo que recibe, por ejemplo, fomentando o ayudando a los emprendedores sociales.”


Si un emprendedor no es socialmente responsable difícilmente lo será su futura empresa. “Si hay conciencia sobre RSE en los que dirigen la empresa resulta mucho más fácil trabajar en otros niveles porque se convierte casi en un ADN de la misma empresa. Los que trabajamos con emprendedores tenemos que esforzarnos para que tengan conciencia ética y conciencia de RSE. Afortunadamente hoy en día está más difundida la idea de que el emprendedor le debe a la sociedad parte de lo que es”, asevera Silvia.


La organización emprendedora


La actitud emprendedora está en el origen de toda empresa. Los emprendedores crean riqueza a través de la innovación, transformando personas, ideas y recursos en una empresa.


El comportamiento emprendedor es vital para todas las organizaciones, cualquiera sea su tipo o tamaño. Es importante contar con directivos con capacidad emprendedora, creativos e innovadores. A tales efectos es importante crear un entorno organizacional que libere y tolere la energía presente en la iniciativa.


El Entrepreneurship, o sea el espíritu emprendedor y la capacidad empresarial, es un factor clave del éxito de la empresa. Permite percibir y aprovechar oportunidades relativas a nuevos negocios, mercados o procesos, competir global y proactivamente con empresas más chicas y flexibles o más grandes y poderosas, desarrollar capacidades innovativas a través de combinación de recursos, estimular al personal y mantener el talento dentro de la organización. También permite enfrentar situaciones de crisis, pensando creativamente cómo aprovechar los recursos y las capacidades que existen en la organización.


El empresario emprendedor


La primera motivación del empresario emprendedor no es el deseo de adquirir riqueza sino la necesidad de concretar un objetivo buscado y la realización de productos o servicios que sean útiles para la sociedad. En pocas palabras, tiene “pasión por crear valor”.


Necesita libertad de acción para realizar sus objetivos. Tiene espíritu de liderazgo y forma rápidamente grupos de trabajo que comprenden y comparten sus metas.


Su compromiso con sus ideas y su empresa es total y es su primera prioridad. Busca apasionadamente las mejores oportunidades y se focaliza en la ejecución, involucrando a todos a su alrededor: el trabajo de un empresario emprendedor es el de crear y liderar una “organización emprendedora”.


En este tipo de organizaciones no hay competencia por el liderazgo. El liderazgo se basa en la experiencia, no en la autoridad. El líder ocupe un lugar de cohesión en el grupo. No impone por la fuerza su propia solución, sino que es capaz de liderar en las situaciones adecuadas, guiando las actividades e ideas a través de sugerencias y comentarios orientativos. El énfasis se pone en los roles orientados a la realización de las tareas.


Los empresarios emprendedores generalmente definen autoridad y responsabilidad a través de la creación de motivación y compromiso entre las diferentes áreas que componen la organización. El uso de un enfoque de consenso implica trabajar con los empleados fuera de la cadena formal, balanceando múltiples puntos de vista y múltiples demandas. Para lograrlo, identifican e incentivan la participación de gente adecuada con el fin de integrar los diferentes sectores. Tratan los problemas a través de la búsqueda de una reconciliación de los diferentes puntos de vista y la unificación de ideas.


El líder emprendedor más efectivo tiene habilidades para la comunicación. Comparte la información, tiene una gran pasión por lo que hace y la contagia al equipo, sabe escuchar, valora las relaciones, motiva a la participación activa, tolera fracasos, enseña y aprende permanentemente.


Los empresarios emprendedores con este perfil son percibidos como merecedores de confianza y como personas rectas, honestas y directas. Hacen lo que dicen que harán y solucionan problemas, logrando congeniar diferentes puntos de vistas. Logran liderar una organización emprendedora en la que todo el equipo siente no sólo el derecho sino la obligación de buscar permanentemente las oportunidades. Crean un ámbito de confianza general en la organización que se vuelca en todos los niveles.


Son capaces, como líderes de una organización, de desarrollar capital humano. Logran excelencia a través de la motivación de gente con espíritu emprendedor. Planifican el desarrollo de nuevos capitales humanos en los niveles medios y en los niveles de supervisión.


La importancia del emprendedor para el crecimiento nacional


El espíritu emprendedor es una vocación de las personas que conduce a la existencia de más y mejores empresas en un país, cuyo trabajo mancomunado puede resultar beneficioso para toda la comunidad. Silvia está convencida de que “el trabajo conjunto entre el emprendedor social y el emprendedor de negocios hará que la sociedad sea mejor.”


Es que la actividad emprendedora juega un rol vital para el desarrollo social y económico de un país. Es decir, aquellos países en donde abunda la permanente creación de nuevas empresas, proyectos y negocios -lo que se llama el dinamismo de los negocios- “están mejor preparados para generar empleo e innovaciones, para competir a nivel global y, en última instancia, para crear mejor calidad de vida para las personas”, afirma Silvia.


Los gobiernos de varios países están de acuerdo con esta postura, a tal punto que la actividad emprendedora representa un papel central en sus planes estratégicos de crecimiento nacional.


Por ejemplo, Inglaterra. En su declaración estratégica de estado para los próximos 20 años, dice que “el espíritu emprendedor y la innovación son centrales para el proceso creativo de una economía y para la promoción del crecimiento, incrementando la productividad y creando empleo”. Los emprendedores son reconocidos como factores claves del crecimiento en la sociedad y todas las políticas públicas tienden a fomentar y a facilitar las actividades de quienes crean empresas.


Irlanda es un ejemplo de país que logró un gran crecimiento en base a estas políticas. Pasó de ser un país atrasado y de base agrícola a ser el principal exportador mundial de software, con un PBI ubicado entre los más altos en la comunidad europea (u$s 38.000 per cápita, cuando en los años ‘ 70 rondaba los u$s 2000) [1]


Otro caso es Japón. No es un país tradicionalmente emprendedor, sino industrialista y de grandes corporaciones donde la gente que entraba a una empresa a trabajar se quedaba toda la vida. Sin embargo, en el 2006 experimentó un renacimiento de la economía que se debió en gran parte a las empresas nacientes.


En Estados Unidos un estudio reveló que entre 1980 y el 2000, el 90% de los nuevos empleos provinieron de empresas de menos de 100 personas y menos de 10 años de vida. “Y esto sucede en una economía como la americana, donde está repleto de grandes corporaciones,” añade Silvia.


“Esto es sólo para demostrar que la actividad emprendedora junto con la permanente creación de negocios y proyectos, juega un rol clave en el desarrollo económico de los países,” explica Carbonell y enfatiza: “Los países que están mirando al futuro le están dando un apoyo y una fuerza fundamental a los emprendedores. A cualquier emprendedor”.


Para conocer el grado de actividad emprendedora y su influencia en el crecimiento económico de los distintos países –incluida la Argentina–, Silvia Carbonell dirige una investigación llamada GEM (Global Enterpreneurship Monitor). “Entre 45 países estudiados, la Argentina está entre los 14 más emprendedores: alrededor del 10% de la población activa está involucrada en algún tipo de actividad emprendedora, lo cual es mucho.”


“La innovación permite que cualquier sociedad, industria, servicio público o negocio sea flexible y autorenovable. Se necesita una sociedad donde la actividad emprendedora y la innovación sea lo normal, y lo permanente. Los emprendedores constituyen empresas que crean riqueza a través de la innovación, perciben las oportunidades, toman los riesgos frente a la incertidumbre, abriendo nuevos mercados, diseñando nuevos productos y desarrollando procesos innovadores.


“En resumen –dice Silvia– el gran desafío es lograr que los ser emprendedores alcancen el éxito y se conviertan empresarios socialmente responsables.”


Luciano S. Méndez – 2007



[1] Revista Fortuna 7 mayo 2006 “El que no crece no es irlandés"

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