Santa Fe, la mejor provincia para los negocios


Publicada en Tiempo Empresario Nº 186 (2003)

La provincia de Santa Fé esta a la cabeza de la lista de las provincias argentinas con mejor ambiente para realizar negocios, según reveló un informe de la Fundación de Investigaciones Económicas Latinoamericanas (Fiel). Esto constituye un marketing muy importante para la provincia, dando pie para que los santafesinos obtengan inversiones que generen empleos y una mayor prosperidad general.

La provincia de Santa Fé seguida por la ciudad de Buenos Aires, Córdoba, Chubut y San Luis, constituyen los distritos mejor posicionados del país a la hora de favorecer los negocios. El estudio llegó a esta conclusión luego de analizar el desempeño económico y social de las provincias Argentinas, los estudios mas relevantes sobre el tema y los resultados de una encuesta realizada a los empresarios de cada región del país.

Con estos elementos, se construyó el “Indice Provincial del Ambiente de Negocios” (IPAN) que anualmente evalúa el ambiente de negocios con el fin de llamar la atención sobre los obstáculos al crecimiento que impone un gobierno deficiente, promoviendo la discusión y posiblemente la respuesta en forma de un mejor diseño de políticas públicas. En otras palabras, este es algo así como un análisis de riesgo país pero por provincia.

Según este índice, nuestra provincia se mantuvo entre las mas favorables para realizar negocios a lo largo de los seis años analizados –desde 1996 hasta 2001- ocupando en ese último año estudiado el primer lugar en la lista.

Esto no significa que todos los asuntos provinciales marchen a la perfección, sino que comparativamente con el resto de las provincias, la de Santa Fe es la que menos obstaculiza el desempeño de los negocios, por ser más predecible y estable en este aspecto en particular. Aún así, queda mucho por mejorar: los empresarios suelen destacar por ejemplo, la lentitud en los procedimientos para habilitar comercios y emprendimientos de todo tipo, lo cual, de ser resuelto, seguramente elevaría aún mas los niveles favorables para los negocios.

En promedio, el ambiente de negocios en todo el país mejoró entre 1994 y 1996 y luego disminuyó constantemente hasta el 2001, a excepción de una leve recuperación evidenciada en el 2000. Para comparar el caso particular de las provincias, los resultados del IPAN se dividieron en cuatro categorías desde las que cuentan con un ambiente favorable, hasta las que tienen obstáculos para hacer negocios. Un ambiente favorable se da en provincias que han encarado mejor ciertos problemas como ser Finanzas públicas provinciales, Empleo público, Capital social, servicios públicos provinciales y pobreza regional.

Las finanzas públicas provinciales es uno de los puntos que explica el desempeño diferencial del índice. Durante los ´90 las provincias tuvieron un gasto público que representa el 48% del total del país, y tan solo aportaron un 20% a las arcas nacionales. Puesto que las transferencias del gobierno central ascienden al 56% del total de ingresos provinciales, esta dependencia de la nación ha derivado en una menor disciplina fiscal que determinó el incremento del endeudamiento, constituyéndose en un punto relevante durante la reciente crisis financiera y externa de la deuda en la Argentina. Para reintroducir la disciplina fiscal, el estudio incluye un análisis de las normas para limitar el endeudamiento, y coordinar acuerdos sobre objetivos fiscales.

Otra conclusión aportada por el estudio es que las provincias argentinas se caracterizan por el exceso de empleo público, el cual ha funcionado como un costoso subsidio al desempleo. Por su parte, los servicios públicos provinciales de electricidad y gas natural demostraron tener tarifas mas bajas en las provincias donde fueron privatizados.

En cuanto al capital social, el análisis estadístico -basado en datos de ONGs, facilitados por la Oficina Argentina de PNUD- mostró que varía de acuerdo a la calidad y el grado de educación primaria de la población, la cantidad de bancos per-cápita, la calidad de infraestructura de vivienda, la percepción sobre el desempeño judicial y la tasa de criminalidad. Por último, la comparación de la pobreza en distintas regiones muestra que su incidencia depende mas fuertemente de los bajos ingresos promedio que de la distribución menos equitativa del ingreso.


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